Un operativo del Ejército en zona rural de El Tambo, Cauca, terminó en un secuestro colectivo cuando disidencias de las FARC y un grupo de civiles rodearon a 72 militares en el Cañón del Micay, una región clave para el narcotráfico.
El Ejército confirmó que 72 uniformados de la Fuerza de Despliegue Rápido N.° 4 quedaron retenidos en la vereda Los Tigres, corregimiento de Honduras. Allí desarrollaban la Operación Perseo, una estrategia para recuperar el control del Cañón del Micay, dominado por la estructura Carlos Patiño, disidencia de las FARC.
“Se trata de un secuestro masivo en una zona de alto riesgo, donde la población fue instrumentalizada por los grupos armados para rodear a nuestras tropas”, informó una fuente castrense.
Secuestro en pleno Cañón del Micay
El hecho ocurrió hacia las 2:00 de la tarde del domingo 7 de septiembre. Las tropas realizaban operaciones contra las disidencias cuando fueron rodeadas y obligadas a permanecer en el sector. La zona, considerada un enclave del narcotráfico, ha sido escenario constante de enfrentamientos en los últimos años.
“Calculamos que unas 600 personas se movilizaron para impedir la salida de los militares. Entre ellos se encontraban campesinos presionados por los grupos armados”, explicó un oficial del Ejército en la zona.
Negociaciones para la liberación
El alto mando militar mantiene comunicación con representantes de la Junta de Acción Comunal de la vereda Los Tigres. El objetivo inmediato es lograr la liberación de los uniformados sin exponerlos a un enfrentamiento.
El presidente Gustavo Petro reaccionó en su cuenta de X con un llamado a los habitantes del Cauca: “Dejen libres a los soldados, ellos también son hijos de Colombia. Los hijos de Colombia deben abrazarse y regresar a sus padres”.
Estrategia de las disidencias
El secuestro masivo se suma a una serie de asonadas que se han vuelto frecuentes en el suroccidente del país. Según el comandante de las Fuerzas Militares, almirante Francisco Cubides, se requiere ajustar las operaciones en zonas de conflicto: “Debemos revisar las estrategias porque nuestra misión principal es proteger a la población civil, no confrontarla”.
En julio pasado, otra asonada en el mismo corredor rural dejó a 57 militares retenidos durante tres días. Semanas después, 33 soldados fueron capturados en Guaviare y liberados tras la mediación de la ONU y la Defensoría del Pueblo.
Escalada de violencia en el Cauca
El Cañón del Micay es considerado un territorio estratégico para el narcotráfico y la minería ilegal. Allí se concentra buena parte de los cultivos de coca del país y es un corredor de salida hacia el Pacífico. Por eso, las disidencias de alias Iván Mordisco defienden el control de la zona con violencia extrema.
“Esta retención no es un hecho aislado; forma parte de un plan de las disidencias para mantener el dominio sobre los corredores de droga”, aseguró un investigador de inteligencia militar.
Contexto y situación actual
El Ejército continúa desplegado en la región mientras avanza la Operación Perseo II, que busca expulsar a los grupos ilegales del Cañón del Micay. La Sijín y el CTI recolectan pruebas para judicializar a los responsables de la retención masiva.
“Estamos trabajando para que todos los soldados regresen sanos y salvos y para que estos crímenes no queden en la impunidad”, señaló un vocero de la Fiscalía en Popayán.
Por ahora, la prioridad es recuperar la libertad de los uniformados y evitar un choque directo con la población civil que respalda a los insurgentes en el terreno.