El senador Jonathan Ferney Pulido, más conocido como Jota Pe Hernández, protagonizó un nuevo enfrentamiento cargado de gritos y señalamientos contra el representante indígena Ermes Pete Vivas, desatando duras críticas desde distintos sectores políticos y sociales.
Los pasillos del Congreso volvieron a ser escenario de un fuerte cruce verbal. Hernández, del partido Alianza Verde, arremetió contra el representante a la Cámara Ermes Pete Vivas, líder indígena del Cauca, acusándolo de ser parte de una población que según él protege a grupos armados en el Cauca.
En medio de la discusión, el tono del senador subió al punto de impedir que Pete pudiera responder. Los empujones y los insultos fueron grabados y difundidos en redes sociales, lo que encendió aún más la indignación.
Hernández se mostró desafiante, repitiendo a gritos que no aceptaba ser tocado y asegurando que lo querían agredir. Mientras tanto, Pete Vivas insistió en que solo le pedía un debate público en el Cauca para aclarar las acusaciones.
Reacciones desde las redes y la opinión pública
La escena generó un rechazo inmediato. En X, la periodista indígena Sandra Chindoy criticó con dureza al senador: “Jota Pe Hernández es una vergüenza absoluta para la política colombiana. Es clasista, racista y promueve el odio”.
El periodista alternativo Hernán Muriel también se sumó al rechazo: “¿A cuántas personas más tiene que agredir Jota Pe Hernández para que la Corte Suprema de Justicia al menos le abra una investigación?”.
Incluso la senadora Esmeralda Hernández del Pacto Histórico le recordó que los pueblos indígenas tienen los mismos derechos constitucionales que él: “Lo que muestra es un vocabulario lleno de odio y estigmatización. Vaya ejemplo del autoproclamado senador del pueblo”.
Petro lo calificó de “esclavista”
La polémica escaló hasta el propio presidente Gustavo Petro, quien señaló que la conducta del senador constituye un acto de discriminación: “Se sintió propietario de almas, capaz de insultar a un indígena. Señor de siervos. Esclavista”.
El mandatario ha usado esa expresión en varias ocasiones para referirse a quienes, desde la política o la empresa, buscan menoscabar derechos sociales. En este caso, la aplicó directamente a Hernández por su trato hacia un líder indígena en pleno recinto legislativo.
De “opositor de la derecha ” a detractor de la izquierda
El contraste con el pasado del senador es cada vez más evidente. Durante su campaña, Hernández se mostraba como un joven humilde que luchaba contra la derecha, narrando en los semáforos cómo él y su familia habían sido engañados por esa corriente política.
Sin embargo, tras llegar al Senado, dio un giro en su discurso. Hoy, sus ataques se concentran contra congresistas de izquierda y líderes sociales, a quienes insulta públicamente, construyendo una narrativa de confrontación permanente.
Para sus críticos, el autodenominado “senador del pueblo” se ha convertido en un personaje marcado por la contradicción: de opositor de la derecha a aliado de sectores conservadores y de defensor de las comunidades a agresor verbal de quienes no comparten su visión.
Un desgaste político cada vez más visible
El apodo de “perro rabioso” que circula en redes sociales refleja el descontento que despiertan sus apariciones. Cada vez que sube el tono en el Congreso, más voces se suman a pedir sanciones disciplinarias y cuestionar su legitimidad.
Mientras tanto, el representante Pete Vivas advirtió que llevará el caso a instancias judiciales y responsabilizó a Hernández de cualquier agresión que pueda sufrir. “Nos vemos en los estrados, JP. Y lo hago responsable por lo que me pase”, escribió en su cuenta de X.
La disputa muestra no solo el deterioro del debate parlamentario, sino también el desgaste de una figura política que alguna vez prometió renovación y hoy es señalada como símbolo de confrontación y oportunismo.