Un video difundido en redes sociales provocó el rechazo generalizado de internautas y reavivó el debate sobre el maltrato animal en México.
Un grupo de jóvenes en Chihuahua fue grabado mientras forzaba a una perrita callejera a beber alcohol dentro de un vehículo. En las imágenes, que rápidamente se viralizaron, se observa a una joven sujetando al animal por el cuello y vertiendo cerveza en su hocico, mientras otros participantes se ríen y filman el acto.
La escena generó indignación inmediata entre usuarios y organizaciones defensoras de los derechos de los animales, quienes calificaron el hecho como una muestra alarmante de crueldad y falta de empatía. En redes sociales, miles de personas exigieron sanciones ejemplares y la intervención de las autoridades locales.
Ante la presión pública, la Universidad Pedagógica Nacional del Estado de Chihuahua (UPNECH) confirmó que una de las personas involucradas pertenece a su comunidad estudiantil. La institución condenó el comportamiento y afirmó que abrirá una investigación interna para determinar las medidas correspondientes.
En un comunicado, la UPNECH expresó su “total rechazo a cualquier forma de maltrato animal” y reiteró su compromiso con la formación ética de sus estudiantes. También indicó que verificará si los demás jóvenes que aparecen en el video mantienen algún vínculo con la universidad.
El caso reavivó el debate sobre la efectividad de las leyes mexicanas de protección animal. Activistas señalaron que los castigos por maltrato siguen siendo insuficientes y urgieron a los gobiernos estatales a aplicar sanciones más severas y fortalecer la educación en valores y empatía hacia los animales.
Hasta ahora, las autoridades de Chihuahua no han emitido un informe oficial sobre la identidad de los responsables ni sobre las posibles acciones legales. Sin embargo, diversos colectivos ya presentaron denuncias ante la Fiscalía del estado para exigir una investigación formal.
Mientras el video continúa circulando en distintas plataformas, la opinión pública insiste en que este caso debe marcar un precedente. Para muchos, la sanción no solo debe recaer en los responsables, sino también impulsar una reflexión social sobre el respeto que merecen todos los seres vivos.

