Indígenas Arhuacos recuperan conexión ancestral con el mar tras más de una década de espera

Indígenas Arhuacos
Créditos redes sociales/X

Después de 12 años de lucha, el pueblo Arhuaco recuperó 227 hectáreas de territorio ancestral a orillas del Caribe, incautadas al narcotraficante ‘Don Diego’. La entrega fue realizada por la ANT y la SAE como parte del compromiso del Gobierno nacional con la restitución de tierras a pueblos indígenas.

Regreso a un territorio sagrado

Los Arhuacos volvieron a tener acceso directo al mar Caribe con la entrega del predio Los Acantilados, ubicado en Guachaca, Santa Marta. Este terreno, de alto valor espiritual y ecológico, había sido confiscado al narcotraficante Diego León Montoya, alias ‘Don Diego’, y ahora forma parte del resguardo indígena Katanzama.

La entrega, liderada por la Agencia Nacional de Tierras (ANT) en articulación con la Sociedad de Activos Especiales (SAE), representa un paso significativo en la reparación histórica hacia los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.

“Este momento es histórico para el pueblo Arhuaco porque estamos recuperando nuestra relación con el mar, que es esencial para nuestras ceremonias, para el equilibrio espiritual y para la protección de la Madre Tierra”, expresó Luis Enrique Salcedo Zalabata, cabildo gobernador arhuaco.

Una victoria espiritual y cultural

El acceso al mar no solo implica una reivindicación territorial, también fortalece la identidad cultural del pueblo Arhuaco, cuyo equilibrio espiritual se basa en la conexión directa entre la Sierra y el mar.

“La entrega de este predio, hecha en un acto apartado por completo de la opulencia, como es nuestro proceder, es una victoria espiritual y cultural. Volver al mar es volver a un centro perdido”, afirmó Juan Felipe Harman, director de la ANT.

Según la cosmovisión indígena, el territorio no se limita a un espacio físico: es un ser vivo que guarda armonía, energía y memoria. Por eso, esta entrega representa mucho más que una simple ampliación de tierras.

De símbolo del crimen a espacio de vida

El predio entregado era utilizado anteriormente para actividades delictivas. Hoy, ese espacio será transformado en un santuario natural y espiritual por el pueblo Arhuaco.

“Este predio tiene una connotación especial porque fue incautado a Diego León Montoya. Lo que hoy hacemos es un acto de justicia histórica y reparación simbólica, al transformar un bien ligado al crimen en un espacio de vida, espiritualidad y reconstrucción cultural”, señaló Amelia Pérez Parra, presidenta de la SAE.

La comunidad planea utilizar estas tierras para cultivos tradicionales, espacios de encuentro ceremonial y conservación ambiental.

Reparación tras años de olvido

Durante más de una década, los Arhuacos no recibieron ni una sola hectárea de tierra. En menos de tres meses, gracias al nuevo enfoque estatal, ya se les han adjudicado más de 1.200 hectáreas.

Con esta entrega, el resguardo Katanzama fortalece su autonomía, y los Arhuacos avanzan en la construcción de su gobierno propio, con soberanía alimentaria, educación ancestral y protección ambiental.

Conexión con el corazón del mundo

Los pueblos indígenas de la Sierra consideran la región como el “corazón del mundo”, y al mar como una extensión de su territorio espiritual. La colonización y los proyectos turísticos los alejaron del litoral durante décadas.

“Con este predio vamos a reconectar la tierra con el mar; nos vamos a fortalecer cultural y políticamente para ejercer gobierno propio y control territorial”, agregó Salcedo Zalabata. “Este lugar será reservado para el parlamento, los rituales y el encuentro espiritual”.

Línea Negra: territorio sagrado

El predio forma parte de la Línea Negra, delimitación territorial y espiritual que conecta los puntos sagrados de los pueblos Kogui, Wiwa, Kankuamo y Arhuaco. Esta zona es fundamental para su equilibrio espiritual y para la protección de los ecosistemas de la Sierra Nevada.

La ANT ha priorizado la compra y entrega de predios dentro de esta línea, reafirmando el compromiso estatal con la defensa de los territorios ancestrales.

Una Reforma Agraria con enfoque étnico

La entrega de Los Acantilados también representa un avance en la implementación de la Reforma Agraria étnica, que busca garantizar el derecho de los pueblos indígenas a vivir en sus tierras bajo sus formas propias de gobierno y relación con la naturaleza.

Esta política, impulsada por el Gobierno del presidente Gustavo Petro, reconoce el territorio como un elemento esencial de la vida espiritual, cultural y política de los pueblos originarios.

Siembra de vida y esperanza

Como parte del proceso de recuperación, los Arhuacos ya han sembrado más de 15.000 árboles en la zona. Su propósito es claro: proteger el territorio como espacio sagrado, preservar su biodiversidad y fortalecer su comunidad.

“La tierra es sagrada para nosotros, no puede seguir siendo mercancía. Este predio será conservado para beneficio de todo el pueblo Arhuaco, como un espacio de armonía con la Madre Tierra”, dijo el cabildo gobernador.

Un horizonte ancestral que se reabre

El retorno al mar no es solo un hecho político, es la reconexión con su origen y su destino. Tras años de lucha y resistencia, los Arhuacos retoman su vínculo con el Caribe como parte de su derecho ancestral.

Con esta entrega, el Estado reconoce que para los pueblos indígenas el territorio es una forma de vida. Un paso hacia la reparación y un avance en la defensa de lo sagrado.

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