Tras más de 16 años prófugo, las autoridades capturaron a Saúl Alfonso Severini Caballero, un poderoso ganadero del Magdalena señalado de financiar y dirigir operaciones del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
En un operativo de inteligencia realizado en Cali, la Dijín de la Policía Nacional logró la captura de Saúl Severini, considerado uno de los hombres de confianza de Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’. El exjefe paramilitar era buscado desde 2006 y enfrentaba una condena de 400 meses de prisión por homicidio y concierto para delinquir.
Severini construyó su poder desde el sector ganadero en Pivijay, Magdalena, hasta convertirse en pieza clave en la expansión del Bloque Norte de las AUC. Según expedientes judiciales, fue determinante en el control armado de la región y en el despojo de tierras a campesinos.
Las investigaciones lo relacionan con masacres como las de Nueva Venecia y Salaminita, además de homicidios selectivos, entre ellos el de la líder comunitaria Ledys Marina Pertúz y el periodista Gustavo Ruíz, quien denunció la presencia paramilitar en el Magdalena.
El ahora capturado se destacó por su capacidad de burlar la justicia. En 2006 escapó de un operativo en Pivijay y, años después, en 2014, evadió nuevamente un cerco policial en Sabanas de San Ángel. Desde entonces permanecía oculto, con reportes que lo ubicaban incluso en territorio venezolano.
La Fiscalía confirmó que Severini fue puesto a disposición de la justicia ordinaria y que deberá responder también ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Dicho tribunal lo requiere para que aporte verdad sobre los nexos entre las autodefensas, políticos y empresarios en la Costa Caribe.
Defensores de derechos humanos han señalado que su testimonio podría esclarecer hechos como el “proyecto de refundación” en la Universidad del Magdalena, un plan que habría buscado silenciar voces críticas y consolidar el poder paramilitar en la región.
La captura de Saúl Severini marca un nuevo capítulo en los procesos judiciales contra los antiguos jefes de las AUC, un grupo armado ilegal que dejó miles de víctimas en el Caribe colombiano. Con su detención, se espera que la justicia avance en la verdad histórica sobre la parapolítica y los crímenes que aún reclaman esclarecimiento.