Santa Marta vivió un viernes de sangre: tres homicidios estremecieron la ciudad desde la madrugada hasta la noche

Una jornada marcada por la violencia vivió Santa Marta este viernes 26 de julio. Tres homicidios uno en Gaira y dos en una trocha rural dejaron un saldo sangriento que reaviva el temor ciudadano y confirma el deterioro de la seguridad en la ciudad.

En medio de la lluvia y el frío de la noche, el barrio La Modelo, en el sector de Gaira, volvió a convertirse en escenario de un ataque sicarial. Orlando González, reconocido comerciante y propietario de un tradicional patio rumbero, fue asesinado por dos hombres que lo interceptaron mientras se desplazaba en su vehículo.

Los sicarios abrieron fuego sin mediar palabra. Orlando intentó huir corriendo, pero fue alcanzado por los disparos a pocos metros, frente a una tienda del sector. Cayó boca abajo, sin vida, ante la mirada resignada de vecinos que ya no se sorprenden por estas escenas.

El crimen ocurrió alrededor de las 9:00 p.m. y elevó a 91 el número de homicidios por sicariato en lo que va del año en Santa Marta. Las autoridades atribuyen el hecho a la disputa de bandas por el control del microtráfico, una guerra que sigue dejando víctimas en las calles.

Madrugada trágica: doble homicidio en Puerto Mosquito

Horas antes del asesinato en Gaira, cuando aún no amanecía, la Policía reportó el hallazgo de dos cuerpos en la vereda Puerto Mosquito, zona rural de Santa Marta. Las víctimas fueron identificadas como Oswaldo José Hernández y Miguel Vita, ciudadanos venezolanos residentes en Ciénaga.

Ambos habían salido la noche anterior con la intención de comprar una motocicleta, pero habrían sido citados con engaños. Los cuerpos presentaban signos de tortura, impactos de bala y estaban atados de pies y manos, lo que refuerza la hipótesis de un homicidio premeditado.

Familiares aseguraron que eran trabajadores informales, sin nexos con actividades ilícitas. Su muerte ha generado conmoción en la ciudadanía y ha encendido alarmas sobre el uso de redes sociales para atraer víctimas con falsas ofertas comerciales.

Un viernes negro para Santa Marta

Los tres asesinatos, ocurridos en menos de 24 horas, exponen el descontrol de la criminalidad en la ciudad. Mientras barrios como Gaira viven bajo el temor del sicariato urbano, zonas rurales como Puerto Mosquito se convierten en tierra de nadie.

La comunidad exige resultados reales, más allá de comunicados. Las promesas de patrullajes y planes de seguridad se diluyen ante cada nuevo crimen. La percepción de inseguridad crece al mismo ritmo que las cifras de homicidios.

Santa Marta vivió un viernes de sangre, con el miedo instalado en sus calles. Tres víctimas, tres familias en luto, y una ciudad que parece no encontrar tregua frente a la violencia.

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