Justicia por mano propia en Mingueo: decapitan a joven acusado de matar a Shelsy, de 3 años

La tensión por el asesinato de la pequeña Shelsy terminó en una reacción colectiva sin precedentes en Mingueo. Un joven señalado por la comunidad fue retenido, torturado y asesinado antes de que las autoridades pudieran intervenir.

El corregimiento de Mingueo, en La Guajira, vivió una jornada marcada por la violencia extrema después de que un grupo de habitantes capturara al joven identificado como Gabriel, de nacionalidad venezolana a quien señalaban como el responsable del crimen de la niña de tres años. El linchamiento, que comenzó como una retención comunitaria, terminó en un acto de brutalidad que dejó al territorio sumido en conmoción.

El contexto de una búsqueda que terminó en tragedia

La desaparición de Shelsy en horas de la tarde desató una búsqueda masiva que movilizó a vecinos y familiares durante más de diez horas. La menor fue encontrada sin vida dentro de un saco en la cocina de una vivienda cercana a su casa, lo que generó una ola de indignación inmediata.

El hallazgo provocó que decenas de residentes se concentraran alrededor de la vivienda, convencidos de que el joven que residía allí tenía relación directa con el crimen. A pesar de que no existían pruebas verificadas, la comunidad decidió actuar antes de que las autoridades terminaran la inspección judicial.

La situación escaló rápidamente cuando los habitantes localizaron al joven en un sector apartado del corregimiento y lo retuvieron sin permitir la intervención de los uniformados que intentaban asegurar la zona.

La captura comunitaria y el inicio de la violencia

Testigos afirman que el joven fue golpeado desde el primer momento. La multitud exigía una confesión que él negó reiteradamente, alegando que “ un amigo” sería el responsable. Sin embargo, sus palabras no lograron frenar la furia que ya dominaba el ambiente.

Varios intentos de mediación por parte de algunos residentes fueron ignorados, pues la mayoría exigía “justicia inmediata”, en un territorio donde la desconfianza hacia las instituciones viene creciendo desde hace años.

La Policía trató de ingresar al punto donde el joven estaba retenido, pero fue rodeada y obligada a retroceder ante la negativa tajante de la multitud, que insistió en que el sospechoso no sería entregado.

Traslado forzado y un destino marcado

En motos y a pie, un grupo de hombres trasladó al joven hacia la parte alta del corregimiento. Durante el recorrido, los golpes continuaron y se escuchaban gritos que exigían que revelara detalles sobre lo ocurrido con la menor.

En una vivienda improvisada, hecha de tabla y plástico, lo amarraron mientras seguían filmándolo. Las grabaciones muestran al joven llorando, intentando hablar entre sollozos, aunque sin lograr convencer a sus captores de su versión.

A pesar de que algunos insistían en esperar a las autoridades, la mayoría consideró que cualquier demora significaba una injusticia para la niña. La decisión final se tomó en cuestión de minutos.

La ejecución y el mensaje que estremeció al corregimiento

La comunidad procedió a asesinar al joven empleando métodos de extrema violencia. Le amputaron el miembro y posteriormente lo decapitaron. Su cabeza fue colgada de un árbol en una zona visible del corregimiento, donde varias personas grabaron la escena.

El resto del cuerpo fue abandonado en un sector rural con un cartel en el que los habitantes lo señalaban como responsable del crimen. Para ellos, ese mensaje no solo justificaba el castigo, sino que también funcionaba como advertencia a posibles implicados.

Las imágenes circularon rápidamente por redes y grupos de mensajería, intensificando el impacto social y obligando a las autoridades a reforzar la presencia policial, aunque ya era tarde para impedir los hechos.

Reacciones y un corregimiento al borde del colapso social

La familia del joven no ha emitido declaraciones públicas. Se mantienen aislados ante el temor de agresiones y la estigmatización que ha caído sobre ellos tras el linchamiento, mientras la comunidad insiste en que actuó bajo la desesperación que generó el asesinato de la menor.

Las autoridades anunciaron investigaciones tanto por la muerte de Shelsy como por el homicidio del señalado, aunque en Mingueo persiste la sensación de que el control institucional es insuficiente y que la violencia seguirá escalando si no se establecen medidas urgentes.

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