Durante su jornada de trabajo en las calles de Santa Marta, un mototaxista fue salpicado por aguas residuales. Lo que al principio, para él, pareció un incidente sin importancia terminó provocándole una infección que le hizo perder la visión de un ojo.
Lo que inició como una mañana de trabajo corriente terminó marcando para siempre la vida de un mototaxista samario. Un simple charco en la vía se convirtió en el origen de una infección agresiva que le arrebató la vista de un ojo, poniendo fin a su principal fuente de ingresos.
El incidente ocurrió mientras el hombre circulaba por una zona frecuentemente afectada por el desbordamiento de aguas residuales. Según relató, un vehículo pasó a toda velocidad y levantó una ola de líquido que lo salpicó directamente en el rostro. Pensando que no era grave, continuó su ruta sin imaginar las consecuencias que aquello traería.
Horas después comenzó a sentir irritación y enrojecimiento en uno de sus ojos. Pese a las molestias, decidió seguir trabajando. “Creí que era por el sol o el polvo, no pensé que fuera nada serio”, comentó el afectado, quien pidió mantener su identidad bajo reserva.
Con el paso de los días, el dolor se intensificó. La hinchazón y el ardor fueron en aumento, hasta que finalmente tuvo que acudir a un centro médico. Allí, los especialistas confirmaron que sufría una infección ocular severa provocada por bacterias presentes en el agua contaminada.
El diagnóstico fue desolador: el ojo no podía salvarse. A pesar de los esfuerzos médicos, la infección ya había avanzado demasiado. “El médico me dijo que si hubiera venido antes, quizás habría tenido una oportunidad”, lamentó el trabajador, visiblemente afectado por la situación.
Ahora, su vida ha dado un giro drástico. Sin poder conducir, busca alternativas para sostener a su familia mientras se recupera física y emocionalmente. “Esto me cambió la vida. Espero que nadie más tenga que pasar por algo así”, expresó.
El caso evidencia el grave riesgo que representa el deterioro del sistema de alcantarillado en diferentes sectores de Santa Marta, un problema que afecta no solo la movilidad, sino también la salud de los samarios y de quienes visitan la ciudad.
Hasta el momento, la empresa de servicios públicos Essmar E.S.P. no se ha pronunciado frente a lo ocurrido.